Opel se convertirá en una marca 100% eléctrica a partir de 2028. Así de claro y directo fue Stellantis en su EV Day, celebrado en julio del año pasado. Para ello, el conglomerado invertirá más de 30.000 millones de euros hasta 2025 en electrificación y software. La gama de turismos no, pero la de comerciales, compuesta por la (prueba) Vivaro-e, Movano-e, Zafira-e y la de la prueba, la Opel Combo-e Life, ha culminado por completo la fase de electrificación.
He de reconocerte que, ante la ausencia de monovolúmenes, tipo de carrocería devorada por los SUV, soy fiel defensor de estos vehículos. Son espaciosos, modulables, con un gran maletero y sí, no tienen el diseño tan ‘trabajado’ como el de un todocamino, pero su precio es sustancialmente inferior.
Por eso, cuando probé en su día el Opel Combo, me ganó -también sus ‘hermanos de sangre’: (prueba) Peugeot Rifter y (prueba) Citroën Berlingo-. Ahora llega electrificado como única opción. Esto tiene jugosas ventajas, como la ausencia de ruido y vibraciones, la posibilidad de entrar en zonas restringidas, aparcar en zona limitada de forma totalmente gratuita, moverse con cero emisiones, disfrutar de todo el par instantáneamente y poder precalentar o enfriar el habitáculo de forma remota.
También desventajas, como la autonomía o la posibilidad de ‘repostar’ en una gasolinera. Pero lo bueno del Combo-e es que puede recorrer hasta 280 km y que el 80% se carga en 30 minutos a 100 kW en corriente continua. También que no pierde nada de capacidad de carga ya que la batería va integrada en el piso. Por eso, para familias es una excelente opción de compra. ¿Quién te ofrece hasta 2.696 litros de maletero? ¿Y una fila trasera con tres asientos independientes, plegables en plano y con isofix?
Además, el puesto de conducción es ‘muy de turismo’. Es cierto que el del Rifter lo es aún más gracias al i-cockpit, pero el del Combo-e Life no está nada mal, ya que incorpora un cuadro de instrumentos digital de 10″, pantalla para el sistema de infoentretenimiento de 8″ con información del sistema eléctrico y head-up display a color. Y lo que más me gusta: botones físicos para todas las funciones esenciales. Llámame simplón.
Es una gozada desplazarte a las plazas traseras y comprobar el generoso espacio que ofrece: mucho para las rodillas, pero sobre todo para la cabeza. Y con el suelo totalmente plano, por lo que es difícil encontrar en el mercado un vehículo con una plaza central real tan cómoda. Además, si quieres ampliar la familia muy mucho también está disponible la versión XL, cuya longitud pasa de 4,40 a 4,75 metros (+158 mm) y la batalla suma 192 mm para albergar hasta a siete pasajeros.
Comienzo la prueba del Opel Combo-e Life. Pulso el botón de encendido y… silencio. «Tranquilidad», pienso, eso es lo que necesita un padre cuando viaja con su familia.
De moverlo se encarga un motor eléctrico síncrono de 100 kW (136 CV) que es alimentado por una batería de 50 kW y 216 celdas distribuidas en 18 módulos.
El conductor puede variar la entrega de la energía gracias a los tres modos de conducción: Power, Normal y Eco. En el primero, el motor rinde una potencia de 100 kW y un par de 260 Nm. En el segundo, 80 kW y 210 Nm, respectivamente. En el tercero, 60 kW y 190 Nm. Debido a la justa potencia y par, este último solo es recomendable para ciudad. Lo mismo que el modo ‘Brake’, con el que realiza una mayor recuperación, tanto que enciende las luces de freno. Eso sí, independiente del escogido, cuando se suelta el pedal derecho, retiene lo mismo, excepto en el ‘B’, que es mayor.
Por ejemplo, con la misma presión en el acelerador, si vas cambiando de modo ves cómo la velocidad disminuye. Aunque, algo importante, cuando haces ‘kick down‘, todos entregan la misma energía que en el Power, por lo que viene muy bien en caso de adelantamiento o incorporaciones a vías rápidas.
Tiene una velocidad máxima limitada electrónicamente de 135 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 11,7″. Y como tiene el centro de gravedad más bajo, puesto que las baterías van en el piso, tiene un mejor comportamiento en curva; pero no olvides que se trata de un vehículo de origen comercial y que tiene una altura de 1.841 mm.
Puede equipar la última tecnología como conectividad a través de la aplicación myOpel, control de crucero adaptativo, alerta de colisión frontal con frenado automático de emergencia, alerta de ángulo muerto y aviso por somnolencia del conductor. Asimismo, cuenta de serie con un cargador monofásico de 7,4 kW y uno opcional trifásico de 11 kW.
El Opel Combo-e Life con acabado Edition, el de acceso, tiene un precio de partida de 36.900 euros sin descuentos -o con una cuota de 200 euros al mes- e incluye freno de mano con accionamiento eléctrico, indicador de presión de los neumáticos, controlador electrónico de la velocidad de crucero, asientos traseros con respaldos abatibles 60/40, faros halógenos, encendido automático de faros, retrovisores exteriores calefactados, elevalunas eléctricos delanteros, portón trasero acristalado con luneta térmica y limpialuneta, sensor anticolisión frontal, alerta de cambio involuntario de carril, reconocimiento de señales de tráfico y aire acondicionado con filtro de partículas, entre otros elementos.
PRUEBA: Opel Mokka 2021 y Opel Mokka-e 2021
¡Ah! Dos datos importantes: se fábrica en Vigo y la batería cuenta con ocho años de garantía o 160.000 km.
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